El final de la aventura de Borotba en la República Popular de Donetsk

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El episodio de la detención de los cuatro activistas de Borotba María Muratova, Maxim Firsov, Alexei Albu y Victor Shapinov terminó la pasada semana con la liberación y expulsión de los activistas del territorio de la República Popular de Donetsk, donde habían permanecido detenidos por el Batallón Vostok durante más de dos semanas. Pese al temor inicial de que pudieran ser intercambiados como prisioneros de guerra, las intenciones del batallón Vostok y la motivación política de la detención quedaron claras a medida que avanzaban los días.

Enemigos declarados de la Ucrania nacida en Maidan, Borotba se ha visto obligada prácticamente a la clandestinidad una vez comenzada la cruzada anticomunista implícita en el nuevo Gobierno ucraniano, que no solo pretende ilegalizar dicha ideología sino que pretende borrar todo signo, bueno o malo, de un pasado soviético que algunos grupos de izquierdas, incluida Borotba, reivindican como parte de la historia reciente del país.

El hecho de que su activismo, así como la petición de liberación por parte de figuras políticas rusas y de la propia RPD no fuera suficiente para asegurar una rápida liberación de los activistas, acusados de acercarse en exceso al equipamiento militar en lo que hasta hace pocos meses fuera el aeropuerto internacional de Donetsk, deja en evidencia la motivación de la detención. La detención de Alexei Albu, que había acudido al cuartel general del batallón portando una carta de Boris Litvinov, cuyo trabajo en la creación del sistema económico y financiero de la República es sobradamente conocido, deja claro que esos cargos no eran más que la excusa para retener a los activistas hasta buscar una solución a largo plazo.

Hace unas semanas, el primer ministro de la RPD Alexandr Zakharchenko admitía los problemas a los que se enfrenta la joven república ahora que trata de consolidarse y crear una estructura de Estado y un sistema económico sin los que no podría sobrevivir. La posibilidad de que se produzca una feroz lucha interna entre las distintas fracciones de la esfera política, en la que se mezcla todo tipo de ideologías desde el nacionalismo al comunismo, es uno de esos riesgos.

Es posible que Muratova, Shapinov y Firsov se acercaran en exceso a las instalaciones del aeropuerto de Donetsk o de los barrios adyacentes, pero parece claro que es su activismo político el que ha motivado su detención y posterior expulsión. Conocidos en Ucrania por su activismo de izquierdas, quien ordenó la detención, ya sean las élites rusas como apunta Colonel Cassad o alguna fracción del Gobierno de la República o incluso altos cargos del batallón Vostok, vio en los activistas de Borotba a un posible bloque opositor.

En un momento de extrema tensión, cuando el proceso de paz de Minsk puede descarrilar en cualquier momento, es comprensible que el Gobierno de la República trate de evitar la lucha interna, pero si quiere mantener la credibilidad y la legitimidad que le otorgaron las elecciones del 2 de noviembre, no puede suprimir con detenciones ilegales o expulsiones a los grupos políticos a los que teme. Pero más allá de eso, la RPD, igual que la RPL, necesita a cuantos activistas, trabajadores cualificados y defensores que pueda conseguir.

Por el momento, la aventura de Borotba en la República Popular de Donetsk acaba ahí, en la frontera rusa, pero a juzgar por su testimonio, los activistas de Borotba no están dispuestos a rendirse por ahora.

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Comunicado de los militantes de Bortoba.

Nosotros, los activistas de Borotba Muratova, Albu, Firsov y Shapinov, llegamos a Donetsk el 18 de diciembre para establecer contactos con los representantes de la República Popular de Donetsk (RPD) y aportar toda la asistencia posible en la lucha antifascista del pueblo de Donbass. También disponíamos de información de que iba a producirse un intercambio de prisioneros a finales de diciembre que incluiría a nuestros camaradas Vlad Wojciechowski y Nikolai Popov atrapados en las mazmorras del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) acusados de “crear una organización terrorista”.

Nos reunimos con una serie de activistas de la DPR, concretamente con los comunistas Alexander Smekalinym y Andriy Yakovenko. También habíamos concertado citas con el ministro de Asuntos Exteriores de la República Popular de Donetsk Alexander Kofman, con el líder del Partido Comunista de Donbass Boris Litvinov y con el vicepresidente del Soviet del Pueblo Denis Pushilin.

El domingo 21 de diciembre, tres de nosotros, Muratova, Firsov y Shapinov, salimos para conocer las zonas de Donetsk que han sufrido por culpa de la artillería del Ejército Ucraniano. Un coche en el que viajaban soldados de la división “Esencia del Tiempo” del Batallón Vostok, nos dio el alto en el distrito del Bulevar del Mariscal Zhukov. Tras revisar nuestros documentos, exigieron que entráramos en el coche. Obedecimos y fuimos trasladados al cuartel central del Batallón Vostok en los alrededores del aeropuerto de Donetsk. Allí nos entregaron al comandante, que a su vez nos llevó a la División Especial de la Brigada Vostok (cuarta base de Vostok en la zona de la calle Elevatornaya). El personal de la División Especial nos retiró los teléfonos móviles y nuestros efectos personales afirmando que seríamos puestos en libertad tras el registro.

En la División Especial, no se nos permitió contactar con amigos o familiares para informarles de nuestra ubicación y el personal se negó también a informarles. De hecho, el personal de la División Especial negó nuestra detención incluso a preguntas directas de oficiales de la RPD. Tras unos días detenidos, conseguimos, en secreto, informar a nuestros camaradas de nuestro paradero.

Al conocer nuestra detención, Alexei Albu escribió una carta al vicepresidente del Soviet de la RPD Denis Pushilin y al presidente del comité parlamentario Boris Litvinov. Posteriormente, Albu acudió a la División Especial portando una carta de Boris Litvinov en la que exigía la liberación de los activistas de Borotba, pero en lugar de ello, Albu también fue detenido.

La Brigada Vostok recibió peticiones para la liberación de los activistas de Borotba de oficiales de la RPD (Denis Pushilin, Boris Litvinov, “Gloomy”), figuras públicas opositoras a la junta (Boris Rozhin (Colonel Cassad), Oleg Tsarev, Konstantin Dolgov, Igor Dimitrov, Alexander Vasilyev, Vladimir Rogov, Daria Mitin, Anatoly Baranov, Boris Kagarlitskiy, Victor Tyulkin entre otros), políticos y activistas de izquierdas rusos (Yulia Polukhina, los miembros del Partido Comunista Valery Rashkin, Kazbek Taisaev, etc.). Pero ningún testimonio convenció al personal de la División Especial de que éramos activistas de la resistencia al régimen de Kiev.

En ningún momento de nuestra detención se nos mostró cargo alguno. El personal se limitaba a dar la extraña respuesta de “necesitamos tiempo para comprobar”.

Tras dos semanas detenidos en la División Especial, se presentaron miembros del Misterio de Seguridad de la RPD, que nos informaron de que seríamos dirigidos inmediatamente a la frontera rusa, deportados de la RPD. También nos informaron de que nos prohíben el acceso a los territorios de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. A la pregunta de los motivos de la deportación, los representantes del ministerio contestaron: “ahora estáis con nosotros, pero no sabemos qué querréis hacer después”. Aparentemente, existe el temor de que, como representantes de un movimiento comunista, podríamos empezar un movimiento de oposición a las actividades del liderazgo de la RPD.

Por el momento no disponemos de suficiente información para llegar a una conclusión definitiva sobre lo que hay detrás de nuestra detención y expulsión de la República Popular de Donetsk: la excesiva vigilancia de las agencias de inteligencia de la República, una denuncia política o algún tipo de orden política. En cualquier caso, este tipo de acciones hacia los amigos de la rebelión de Donbass solo dañan la reputación de las Repúblicas Populares.

Pese a este desafortunado incidente en el que hemos sido involuntarios participantes, nuestra actitud con respecto a las Repúblicas Populares y la rebelión antifascista de Donbass no ha cambiado. Seguimos siendo enemigos acérrimos del régimen de fascistas y oligarcas de Kiev y seguimos siendo amigos de aquellos que se oponen al fascismo. Pero tenemos legítimas preocupaciones, debido a recientes acontecimientos, incluido nuestro arresto y deportación, sobre si el espíritu original antifascista y contra la oligarquía se mantendrá o si quedará enterrado en favor de los intereses comerciales y políticos de los diferentes grupos que operan en las repúblicas.

Durante nuestra detención, los miembros de la División Especial y de la milicia mostraron hacia nosotros la mejor actitud. No presenciamos ningún tipo de maltrato o uso de fuerza contra los prisioneros, incluyendo los soldados del Ejército Ucraniano y de los batallones punitivos territoriales. Nos alimentaron tres veces al día, igual que a las milicias. Teníamos oportunidad de lavarnos y lavar nuestra ropa. Los prisioneros de las fuerzas ucranianas y milicianos que han cometido delitos se encuentran en esas mismas condiciones. Se permite a los prisioneros las visitas de familiares. Presenciamos cómo educaban a los soldados ucranianos sobre la naturaleza agresiva de la guerra en Donbass y el régimen de Kiev.

Vamos a luchar para levantar la orden de prohibición de entrada al territorio de las Repúblicas Populares a los activistas de Borotba.

Agradecemos a todos los amigos y camaradas que han buscado nuestra liberación.

Maria Muratova, Alexei Albu, Maxim Firsov, Victor Shapinov

El final de la aventura de Borotba en la República Popular de Donetsk

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