editado: traducción mejorada enviada por adoquin.org
El nuevo gobierno, que debe su aparición a los sucesos del Maidan, actúa de la forma esperada y de una manera lógica. El Maidan había contribuido al derrocamiento del antiguo régimen y se consideró innecesario después, cuando la clase dominante consolidó su posición en la burocracia estatal. El Gobierno anterior hizo todo lo posible para negar toda posibilidad de protesta legal, y el nuevo, naturalmente, toma el relevo . Las autoridades Post-Maidan dirigen sus pasos hacia el mismo autoritarismo de Yanukovich y repiten los mismos intentos de construcción de un estado policial que provocaron las protestas masivas del año pasado.
Podemos culpar al mismo Maidan, que no tuvo lemas o demandas más concretas o decisivas que “abajo con Yanukovich”. El antiguo presidente se había ido hace mucho tiempo, pero la nueva agenda ya estaba articulada desde entonces. Las fuerzas políticas que habían llegado al poder tras el derrocamiento, comprometidas en la lucha por el poder dejaron al Maidan sólo, y éste no fue capaz de encontrar su voz de nuevo sin los viejos líderes.
El movimiento social del Maidan se agotó completamente en sí mismo, y el único reproche que era capaz de lanzar contra el nuevo gobierno era la timidez en el trato con los “enemigos de Ucrania”. Al igual que en cualquier agenda actualizada, el Maidan no intentó construir espacios o estructuras que pudieran haber sido caracterizadas como elementos de democracia directa. La única figura sacralizada de la “democracia directa” fue la arcaica práctica del “Viche” – la reunión masiva de gente en la plaza, gritando su aprobación o desaprobación a las cosas que se proclaman desde el escenario – y los “Viches” solo se tuvieron en cuenta siempre y cuando hubieran sido muy numerosos. Y, además, estaba el auto-proclamado “consejo de comandantes” del Maidan que pretendía mantener el orden interno y asumió el derecho de controlar el espacio público, imponer toques de queda, así como otras restricciones y limitaciones en el zona bajo la influencia del Maidan.
También podemos responsabilizar a factores externos, por ejemplo, los eventos en Crimea y en el Este. Fue la guerra en el Donbass lo que puso fin a todas las esperanzas de que el Maidan adoptase una agenda social – toda la energía de las protestas de éste sólo alimentó el odio de la gente hacia los “separatistas”, el estado ruso y la persona de Putin. Las “personas indignadas de Kiev” que se reunieron para apoyar la disolución del Maidan plantearon dos preocupaciones – esto es: que los activistas Maidan “todavía no estaban combatiendo en el frente”, y que, además, eran “parásitos, vagos, alcohólicos y personas marginadas”. Patrioterismo y racismo social militante (recordar “nary zeka na”, es decir, “convicto (Yanukovich) – de nuevo a la cárcel”), que fue alimentada en Maidan, ahora le estallaba en la cara.
A la luz de todos los factores antes mencionados, no se han cumplido las previsiones del Maidan de convertirse en una especie de institución permanente de control ciudadano sobre las autoridades, ni las esperanzas de que sea un punto de inicio ideal para futuras protestas. Los fracasos de estas predicciones fueron evidentes al final de la primavera. Durante los últimos tres meses, las funciones públicas del Maidan se redujeron a ser el aquelarre de “revolucionarios profesionales”, así como contribuir a dar rienda suelta redadas y otras actividades turbias, desempeñando el papel de Disneyland para los turistas y ofreciendo entretenimiento para aficionados al ocio politizado.
Al mismo tiempo, está claro que la situación socio-económica que pudiera haber creado el Maidan (si hubiera sobrevivido como un movimiento social) con origen proletario, no ha desaparecido. Por el contrario, la crisis sólo empeorará debido a circunstancias reales – el aumento de precios, los recortes sociales, la desvergüenza en la extorsión de los presupuestos con el pretexto de la guerra, y el miserable estado general de la economía. Con el tiempo, la embriaguez patriótica desaparecerá y los trabajadores plantearán cuestiones y demandas legítimas al “querido” gobierno.
Todavía no sabemos qué forma tomarán las futuras protestas. Por supuesto, haremos todo lo posible para garantizar que la agenda de clase y las consignas libertarias lleguen a tantos oidos como sea posible, pero no vamos a tener esperanza en la Verdadera Revolución Social™. El sentimiento nacionalista no habrá desaparecido por completo, y muy probablemente seguirá siendo un elemento importante de la protesta masiva, incluso en contra del gobierno de turno. Una vez más, vamos a tener que trabajar en un ambiente de hostilidad política y buscar nuevos métodos de agitación y persuasión, de los que carecíamos absolutamente durante los acontecimientos del Maidan.
Es de destacar que los batallones “Kiev-1″ y “Kiev-2″, compuestos por activistas del partido de extrema derecha “Svoboda”, que fueron antiguos participantes y defensores del Maidan, ayudaron activamente a las fuerzas policiales a dispersar el Maidan. El Maidan ya no era capaz de satisfacer su deseo de poder, así que de manera natural se alinearon con el gobierno –e incluso con la policía, a la que se opusieron antes “fundamentalmente” y con decisión. Lo mismo puede decirse de los otros grupos de extrema derecha (“Narnia” y otros), cuyos representantes apoyaron a las autoridades de la ciudad en la eliminación de los restos de su “cuna”. Diversas bandas de extrema derecha tendrán un papel importante en futuros enfrentamientos, probablemente en ambos lados –en el del gobierno y en el de la protesta. Nuestra responsabilidad será oponernos a ellos, no importa de qué lado estén, promover nuestra propia agenda y contribuir al desarrollo del movimiento radical de los trabajadores.
Extraído de avtonomia.net