Resumen del conflicto de Ucrania

Resumen del conflicto de Ucrania

@BlackSpartak (Makhnovista)

Al igual que el artículo que hice hace un mes sobre la situación de Oriente Medio y que tuvo buena acogida, quiero hacer ahora otro sobre Ucrania. La situación ucraniana en los últimos días es bastante confusa. Las tropas gubernamentales han colapsado y la milicia, ahora convertida en ejército, avanza en todos los frentes. Las declaraciones de los envalentonados líderes oligárquicos ucranianos siguen subiendo de tono, mientras Rusia esquiva hábilmente todas las acusaciones.

Pero, a todo esto, ¿qué implica esta guerra para las aspiraciones de los pueblos? ¿qué implica para la causa de la Revolución? En este artículo se pretende responder a éstas y a otras preguntas más.

Del Maidán a la guerra

Desde hace algunos años se llevaba preparando cuidadosamente un escenario propicio para cambiar el gobierno de Ucrania, hostil a Washington y partidario de Moscú. Para ello se financiació ONGs y partidos políticos de la oposición que calentaran el ambiente político y social del país, se organizó una fuerza de choque (los neonazis de Sector Derecho) con el apoyo de la OTAN y se compraba la voluntad de la oligarquía. Estas tres medidas fueron realizadas como forma de debilitar el gobierno de Yanukovich, representante del Partido de las Regiones, que podríamos calificar como «pro-ruso».

Ucrania era una pieza clave para proseguir con el aislamiento de Rusia, el enemigo geopolítico de los Estados Unidos. Aunque Europa haya jugado un papel importante en la preparación del golpe y en el sostenimiento del nuevo régimen, en realidad está llevando a cabo un papel subsidiario, a las órdenes de Washington. Mientras los yankis ganan bases militares los europeos ganarían un trozo más grande del pastel, el gas ruso. Ucrania está atravesada por una vasta red de gasoductos y de oleoductos que comunican con la Europa central.

Pero todo el conflicto actual comenzó cuando Yanukovich decidió renunciar al tratado de adhesión a la Unión Europea. Un causus belli.

El pasado mes de noviembre las protestas llegaron a las calles de Kiev. Más tarde contagiaron a otras ciudades del país. Nadie podía prever que este movimiento de protestas conseguiría tomar el poder. Si ya era sospechoso ver la participación de los partidos liberales y de derechas en las manifestaciones del Maidán, hacía saltar completamente las alarmas la participación de los neonazis como tropa de choque. Y más cuando iban con escudos, cascos, chalecos y palos. Estos no venían de paseo.

La izquierda radical no supo reaccionar. Cuando aparecieron por el Maidán ya estaba todo asentado. Los nazis los echaron por la fuerza, rompiendo cualquier intengo de formar una acampada de izquierdas. No querían perder el control de la plaza. De esta forma los grupos anarquistas se refugiaron en la Universidad, cuyas protestas tenían otro cariz más progresista.

El mes de enero la situación empeoró. Yanukovich en vez de ceder, se refugió en un autoritarismo que hizo salir con rabia a muchas miles de personas a las calles. Incluso personas que en un principio no necesariamente estaban en contra suya. Pero la situación económica del país, sumada al nuevo autoritarismo gubernamental, enervó los ánimos. Las protestas fueron mayores, pero también fueron reprimidas con más fuerza por la policía antidisturbios, los odiados Berkut. Ellos provocaron las primeras muertes. Era lo que los conspiradores esperaban.

Entonces ocurrió unos hechos que conmocionaron el país. La muerte de unas 80 personas en la plaza a manos de unos misteriosos tiradores que dispararon desde las azoteas. Hay teorías para todos los gustos. Incluso se dice que eran israelíes o mercenarios de la OTAN o nazis. Quien sabe. El caso es que está claro que mataron también a policías. Este fue el detonante de la huída de Kiev del gobierno, que no quiso seguir haciendo frente a la ira popular que se desencadenó de inmediato.

En pocos días presentó su dimisión, y el poder llegó a las manos de la oposición. Por fin el plan conspirativo dió sus frutos y ahora se repartieron el poder. Lo primero que se hizo fue liberar a Yulia Timoshenko, auténtico cerebro de la oposición, que gobernó el país durante varios años tras la «revolución naranja» hasta que fue encarcelada por corrupción. Pero pronto comenzaron los distintos interesados a disputarse el poder. Cada oligarca se repartió una región, muchas de las cuales siguen en sus manos desde enero. Se convocaron unas elecciones para el 25 de mayo. Todavía quedaban unos meses en los que el poder estaba en manos de un gobierno de transición en el que colaboraban desde liberales hasta la extrema derecha.

En estos momentos hubo una reacción. El país acababa de ver una revolución. Pero para muchos todo parecía indicar que se trataba de un golpe de estado encubierto como revolución. El nuevo gobierno disolvió a los Berkut, los antidisturbios, que fueron concentrándose en Crimea. En algunas ciudades comenzaron a desarrollarse las protestas Anti-Maidán. En principio estaban convocadas por exmilitares, por la policía, y las fuerzas políticas regionales. También se acabó sumando a este movimiento el Partido Comunista y Borotba (otro partido comunista). Y las protestas fueron bastante grandes en Crimea, un feudo pro-ruso.

Tal fue así que los rusos decidieron intervenir. Putin no se iba a quedar de brazos cruzados viendo como se le iba Ucrania de las manos. Así que aparecieron en Crimea unos militares sin insignias perfectamente armados, que todo el mundo decía «que eran muy educados» y casi no hablaban. Las fuerzas especiales rusas, claro está. Los manifestantes del Anti-Maidán inmediatamente se identificaron con estas tropas. Así que comenzaron los asaltos a los cuarteles del ejército ucraniano en Crimea, que también estaba comandado por unos oficiales pro-rusos. La marina se pasó casi enteramente al bando pro-ruso. Y con ella la fuerza aérea. Batallón a batallón se pasó al nuevo estado de Crimea, que proclamó la independencia, organizó unas elecciones rápidas (de dudosa transparencia) y que acabó solicitando la adhesión a Rusia, que aceptó de inmediato.

Esto lo han hecho otros territorios (Transnistria, Abjasia, Osetia del Sur) y los rusos no les han hecho caso. Ahora en unos días Crimea cambiaba de manos. Era un golpe de Rusia contra Ucrania. Era un golpe de mano contra la OTAN por si ésta decidía quedarse con la estratégica base naval de Sevastopol, Crimea.

Pero no sólo Crimea se rebelaba al nuevo gobierno de transición. Se convocaron sendos referendums en Donestk y Lugansk. En ambos ganó la opción federalista. Además se suspendió el referendum de Kharkov, que también había sido convocado. Estos referendums fueron realizados dos semanas antes que las elecciones generales de Ucrania. Y fueron boicoteados por la población partidaria de una Ucrania unida, por lo que el resultado fue bastante abultado en favor de la creación de «repúblicas populares» que tendrían que decidir en el futuro si se federarían con Ucrania o si se declararían independientes.

En Odessa el desarrollo fue diferente. Aquí los intereses de Ucrania se defendieron por la fuerza. Aprovechando un partido de fútbol en el que se reunieron dos hinchadas de ultraderecha, al terminar el partido éstas fueron hacia el centro. Allí se enfrentaron a los comunistas hasta acabar su choque en el edificio de los sindicatos, que fue incendiado. La masacre resultante fue pavorosa, 48 personas muertas y decenas de personas heridas, y prácticamente acabó con el movimiento Anti-Maidán. El terror se instaló en la ciudad, controlada por un oligarca, Kolomoisky, que aplastó de esa forma la posibilidad de creación de otra república popular.

El desarrollo de la guerra

En muchas guerras las primeras etapas son escaramuzas inconexas y operaciones policiales. Eso es lo que ocurrió en Donestk y en Lugansk. Los manifestantes Anti-Maidán fueron ocupando sedes administrativas y medios de comunicación. Algunas fuerzas policiales se pasaron a su bando, por lo que el movimiento estuvo armado casi desde el principio. Además la propia represión indiscriminada del ejército ucraniano iba haciendo crecer el número de milicianos. Sería muy largo hablar de las escaramuzas, por lo que haremos un esbozo.

A partir del mes de junio el ejército ucraniano, realmente en un estado bastante precario, ocupó el territorio de las dos repúblicas rebeldes. Pero las milicias consiguieron sobrevivir en varios bastiones como Slaviansk, y las ciudades de Donestk y Lugansk, así como muchos pueblos del interior. Por si fuera poco algunas unidades militares de la frontera también cambiaron de bando. Además contaron con el apoyo del poderoso sindicato de mineros que prestó su apoyo a la milicia. En estos momentos se habla de que la milicia era una fuerza ultra-nacionalista pro-rusa. Es decir, que estaba compuesta por gente motivada por el orgullo nacional herido por el centralismo, y otros por su apoyo a unirse a Rusia; los menos por la independencia. Pero la destrucción de Slaviansk y la manera numantina de defenderse de la milicia de esta ciudad supusieron un cambio mental en la población.

Las dos repúblicas populares decidieron unir sus destinos y crear una nueva entidad, Nueva Rusia. La nueva república de momento cuenta con los dos territorios federales. Aunque no se descarta que entren nuevas regiones, dependiendo del desarrollo de los acontecimientos.

Desde agosto viene funcionando un ejército unificado, que sustituye a las milicias dispersas. Hay que reconocer que el dirigente de las milicias, Strelkov, ha hecho un trabajo extraordinario. Ha creado un ejército unificado que logró hacer frente al ucraniano. Además Nueva Rusia supo hacer ver a su población civil los efectos de la participación de los neonazis en los «batallones de castigo». Estas unidades se dedican a limpiar las ciudades conquistadas de miembros de la milicia, y persiguen sobretodo a los comunistas y otros antifascistas. De tal forma se han hecho tan odiadas estas unidades, que ahora son las más perseguidas por la milicia.

Cuando el desarrollo de los acontecimientos anunciaba una casi segura victoria militar de Ucrania para el 24 de agosto, día de la independencia, muy simbólico, el ejército cometió un error de manual. Se habían internado tanto en territorio enemigo, probablemente presionados por sus responsables políticos que exigían una victoria inmediata, que quedaron copados por los flancos y finalmente rodeados. Esto ha ocurrido varias veces. Las tropas ucranianas se desplazan por las carreteras que toman a base de utilizar su mayor potencial de fuego. La milicia, que controla los bosques y las zonas rurales, ataca por la retaguardia y los flancos, y acorrala las unidades ucranianas. Esta situación que se ha repetido varias veces ha hundido la moral de la tropa de tal forma que ahora mismo el principal problema del ejército ucraniano son las deserciones, más de 13.000 en lo que llevamos de conflicto.

El hecho de que Nueva Rusia tenga un ejército, y que este ejército esté logrando victorias no es cualquier cosa. Durante los dos meses pasados Rusia jugó un papel secundario. Pasaron la frontera algunos voluntarios rusos (entre 2000 y 3000) que trajeron algunas armas. Pero más allá Rusia siempre ha permanecido al margen. Esto hacía que Nueva Rusia sintiera que era responsable de su destino. Ver las ruedas de prensa de los responsables militares de Nueva Rusia es interesante, ya que aparecen como «gente normal», y se expresan con gran sinceridad y humildad.

Pero ahora ha pasado Nueva Rusia a la ofensiva y el ejército ucraniano retrocede en todos los frentes. Es interesante hace notar que los batallones de castigo ucranianos, formados en parte por neonazis, han sido rodeados. El batallón Azov, por ejemplo, se encuentra en la bolsa de Mariupol. El batallón Donbass-1 ha sido aniquilado. En estos momentos los nazis del bando ucraniano ya solamente están integradas en las unidades ATO, batallones regionales. Una de ellas amenazó con volver sobre Kiev, viendo el matadero en el que se encuentran las tropas pro-gubernamentales.

Los próximos meses

Por si fuera poco hay cada vez una desafección mayor contra el gobierno de Poroshenko (vencedor en las elecciones del 25 de mayo). Las manifestaciones anti-guerra, y anti-reclutamiento son constantes. Las mujeres lideran este movimiento de oposición que en las regiones del oeste es fuerte. Otro frente que se prepara es la inminente llegada del invierno. Rusia ha cortado el gas a Ucrania. Esta realidad espanta a los habitantes del país, que ven como en unos meses hará un frío insoportable y no están preparados para afrontarlo. La crisis ha paralizado toda la economía. Pero la falta de gas, incluso ha paralizado la industria que pudiera quedar activa.

Otro de los frentes que se abren es Transcarpatia. Es una región de mayoría húngara que se está movimiento contra el centralismo ucraniano. El gobierno de Kiev es tan centralista que ha ofendido enormemente las realidades regionales y la diversidad étnica del país. Ahora hay 1500 soldados de Transcarpatia que actúan como fuerza de ocupación de la región. Pero los transcarpatos han enviado voluntarios a Nueva Rusia, presumiblemente para armarse y entrenarse para lo que pueda venir.

No sólo actúa militarmente Nueva Rusia contra Ucrania. Ahora existen varios grupos de sabotaje y de guerrilla en las regiones de Kharkov y Zaporozhya. En ésta última apareció un grupo que se reclamaba como batallón Makhno. Dejando a un lado si es un fake o no, es probable que se trate de un grupo de jóvenes de la zona, que toman un nombre de un guerrillero de su zona. No significa que se adhieran al makhnovismo o al anarquismo.

El movimiento anarquista en Ucrania ha jugado un papel muy discreto, y diría que hasta negativo en el país. De todas formas las condiciones de partida eran extremadamente complicadas ya que no es fácil ver todos los movimientos políticos que hay en liza en los diferentes niveles. La juventud del movimiento y la inexperiencia política jugó en su contra.

La agudización de la crisis y el nuevo curso universitario harán que el movimiento entre en un nuevo ciclo de protestas. Ya han comenzado las protestas contra la crisis. Y los anarquistas han estado allí. Los de Kiev se han centrado en el sindicalismo, los de Lvov en la lucha contra la guerra, los de Kharkov en la creación de centros sociales para inmigrantes. Sin embargo, el anarquismo de la antigua URSS no tiene una visión especialmente anti-occidental. Su principal enemigo es el gobierno de Putin que consideran más peligroso que la UE. Algunos activistas de izquierda consideran que el grupo de Kiev ha estado financiado por George Soros (quien financió las ONGs anti-gubernamentales que provocaron el Maidán), aunque yo no me lo creo. Desde luego la interpretación que hicieron de la masacre de Odessa coincidía con la versión oficial de los hechos. Sin embargo, creo que actúan mediatizados de alguna forma contra Rusia. El próximo mes de octubre la AST (avtonomia.net) se reunirá con la Coordinadora Roja y Negra, en la que participan organizaciones como la CGT o Solidaridad Obrera. Es necesario aclarar definitivamente su postura ante lo que está ocurriendo en el país.

También hay otros anarquistas de Donestk, antiguamente vinculados a la organización RKAS-Makhno, que casi con toda seguridad están implicados en las milicias. Si antes, en mayo y en junio, en las milicias predominaban los nacionalistas pro-rusos, ahora la movilización es general. La llegada de los mineros no es cualquier cosa, se trata de una fuerza de izquierda muy grande. Además al haber identificado al enemigo ucraniano como «nazi» hace que Nueva Rusia se identifique automáticamente (aunque de forma superficial) con el antifascismo. Se utilizan paralelismos con la Segunda Guerra Mundial y con el Ejército Rojo.

Curiosamente Nueva Rusia es vista por los nazis europeos ahora como un referente. Si en enero hacían concentraciones de apoyo al Maidán de Kiev, ahora apoyan a Nueva Rusia. Al menos los movimientos nazis de Francia, Bélgica, Italia, Grecia y España. Los polacos de la Falanga han enviado voluntarios. Los ultranacionalistas serbios, han enviado un batallón de chetnicks que enarbolan la cruz ortodoxa y la bandera de la unidad eslava. Los cosacos llevan insignias crisitianas ortodoxas y banderas que recuerdan el zarismo. También hay voluntarios rusos de extrema derecha, aunque en realidad la extrema derecha rusa está dividida por si apoyan al enemigo de Putin, su enemigo inmediato, o apoyan a la Nueva Rusia. Lo cierto es que hay voluntarios neonazis europeos entre las milicias «antifascistas» de Nueva Rusia. En Siria también combatieron y combaten nazis a favor de Bashar Al Assad, ya que consideran su deber apoyar el anti-imperialismo. Igualmente, Putin es para los fascistas europeos un símbolo de poder frente a los liberales europeos (controlados por el sionismo). Su política firme contra la oposición liberal, pero también contra los movimientos sociales y las minorías les resulta atractiva.

Pero también hay voluntarios genuinamente antifascistas. El caso de los comunistas españoles que están en las milicias es bastante significativo. Aunque será más importante la llegada de la caravana de la Banda Bassotti a finales de este mes de septiembre. Esperemos que pongan un poco de claridad a qué tipo de gente está combatiendo a favor de la Nueva Rusia.

Será necesario seguir el futuro de Nueva Rusia ya que hay dos modelos de país en juego. Por un lado una república nacionalista de carácter autoritario. Para esto están los nazis aquí. Por el otro una república socialista que podrá cambiar las aspiraciones de toda la región, e incluso influir en la política interior rusa. Los dos modelos de país están respaldados por una parte de las tropas del ejército de Nueva Rusia. En estos momentos en el Donbass, Nueva Rusia, la economía está paralizada por la guerra. En cuanto consoliden su territorio y pongan en marcha la administración veremos el conflicto de intereses. Lamentablemente el socialismo libertario apenas tiene adeptos en la región. Si acaso veremos algunas ocupaciones de minas y de fábricas, hoy propiedad de los oligarcas que han huído de la zona de guerra. Creo que tiene posibilidades de ocurrir una oleada de confiscaciones de las propiedades de los enemigos del pueblo.

La escalada verbal otanista

Ucrania ha traido la guerra a Europa. Pero aún sigue una escalada verbal que amenaza con arrastrar a la OTAN y los países que son socios, a la guerra contra Rusia. Rusia esquiva todos los ataques. Ha devuelto con creces todos los ataques económicos que occidente ha hecho. El más importante ha sido la suspensión de las importaciones de frutas y verduras, que ha golpeado la economía europea. Rusia se vuelve más autónoma, se prepara para un conflicto. De paso ha hecho que los agricultores, que ven caer el precio de su producto protesten contra la Unión Europea. Los agricultores – que no son tontos – saben perfectamente que la decisión rusa se basa en una acción previa europea.

La OTAN sigue haciendo declaraciones sobre la intervención militar en Ucrania. Se basa en informaciones propagandísticas de Ucrania que hablan sobre una intervención rusa en curso en apoyo de Nueva Rusia. Quieren justificar que los últimos reveses militares sufridos por su ejército (ya van unos 18.000 muertos ucranianos) los ha provocado el ejército ruso. Y Rusia sigue demostrando que todas estas acusaciones son un sinsentido. Es Polonia y es Lituania quienes tienen tropas reales en Ucrania. Son los Estados Unidos quienes han enviado asesores. Aunque probablemente también Rusia lo ha hecho, todo hay que decirlo. Pero no ha enviado tropas.

El episodio del avión de pasajeros derribado el mes pasado iba en línea de presentar Nueva Rusia como un «estado terrorista» y preparar el terreno de una invasión terrestre con apoyo de la OTAN. Rusia logró desactivar el montaje gracias a su servicio de inteligencia. Ahora prácticamente no se habla del caso. Las 280 víctimas aparecen como daños colaterales de un conflicto que nunca tuvo que haber llegado a lo que ha llegado ahora. Las más de 20.000 muertes en total (por mucho que diga la ONU que van unas 2.600) es responsabilidad total del gobierno de Kiev. A los pueblos no les queda otro remedio que defenderse. El caso es que Nueva Rusia sabe como defenderse.

El problema real vendría si se cumplen las amenazadas de ciertos personajes del gobierno ucraniano y de los oligarcas, que amenazan con volar presas o con hacer explotar centrales nucleares. Lo cierto es que estas amenazas son hasta creíbles visto el comportamiento inaceptable del ejército ucraniano, llegando a bombardear una planta química en Donestk.

Ucrania es otro país destrozado por la política exterior de los Estados Unidos. Esta política del caos ha provocado ya la destrucción de Afganistán, Irak, Líbano, Siria y Libia. Allí donde interviene occidente se arrasa un país, y quedará desmantelado por décadas. Es necesario poner fin a la política exterior de la OTAN.

 

Extraído de: http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/32331

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